La Diócesis de Santa Marta se prepara para la Solemnidad de Corpus Christi. Por eso, toda la comunidad católica está llamada a participar de dicha celebración, el día jueves, 8 de junio, a partir de las 5:00 p.m., en la Parroquia La Eucaristía, la cual, se encuentra celebrando el jubileo por los 50 años de ser erigida.
Con esta solemnidad, la Iglesia rinde culto público, adoración, gloria y amor a Jesús, verdaderamente presente, de manera substancial, con todo su cuerpo, alma y divinidad en las especies del pan y el vino. Esta gran fiesta pone de manifiesto el significado que le dio el Concilio Vaticano II a la Eucaristía:
“La Eucaristía es la “fuente y culmen de la vida cristiana” (Concilio Vaticano II, Lumen gentium, 11).” Es, precisamente, la Eucaristía la que da plenitud a los sacramentos y se convierte en una acción de gracias humana a su Creador, tal, como en algún momento lo expresó Benedicto XVI: «Dice un gracias humano (…), no sólo la dimensión del agradecimiento humano, sino naturalmente la palabra más profunda que se esconde, que se hace presente en la liturgia, en la Escritura, en las palabras gratias agens benedixit fregit deditque (dando gracias, te bendijo, lo partió y lo dio). Eucharistoùmen (damos gracias), nos remite a esa realidad de dar gracias, a esa nueva dimensión dada por Cristo. Él transformó en acción de gracias, y así en bendición, la cruz, el sufrimiento, todo el mal del mundo. Y así, fundamentalmente, transubstanció la vida y el mundo; y nos dio y nos da cada día el pan de la vida verdadera, que supera los límites del mundo gracias a la fuerza de su amor.»
Historia
Si quisiéramos tener un punto de partida para la institución de esta fiesta, debemos, por obligación, remitirnos a los Evangelios. En los relatos evangélicos se nos muestra la institución de la Eucaristía (Mt. 26, 26-28; Mc.14, 22-25; Lc 22, 19-20) y acto seguido el mandato del Señor a sus apóstoles: “Hagan esto en memoria mía”. Estas palabras se mantienen vigentes a lo largo de la historia. Gracias a la sucesión apostólica (1 Cor. 11, 23-25), la actualización del sacrificio de Cristo es una realidad permanente en el mundo hasta el fin de los tiempos. En el altar de cada templo católico, por la efusión del Espíritu Santo, una hostia y un poco de vino, se convierten, substancialmente, en el Cuerpo y la Sangre del Señor.
Sin embargo, la historia, ha seleccionado un momento clave, para la constitución de lo que se conoce como la Solemnidad el Corpus Christi. Según el portal web EWTN.com: “La Iglesia Católica honra la Presencia de Cristo en la Santa Eucaristía con una fiesta especial que debe a Santa Juliana de Lieja, monja del siglo XIII nacida en Bélgica, que tuvo un gran amor por la Eucaristía. A los 16 años tuvo una visión de la Iglesia como una luna llena con un punto oscuro que significaba que a la Iglesia le faltaba una fiesta dedicada únicamente al Cuerpo y Sangre de Cristo. A pesar de que tuvo la misma visión varias veces, no creía que pudiera ella hacer nada para que se instituyera esa fiesta por lo que mantuvo en secreto su visión por muchos años. Una vez elegida priora de su convento, finalmente expuso a su confesor la visión y él, a su vez, lo informó al obispo. Esto, de alguna manera, inició el camino hacia la institución de la fiesta del Corpus Christi.
Fue, gracias a la difusión al milagro eucarístico de Bolsena (Italia) en 1263, que el papa Urbano IV instituye la Fiesta del Cuerpo de Cristo, a través de la bula: Transiturus de hoc mundo, el 11 de agosto de 1264 y en la que solicitaba que se celebrara una fiesta solemne del sacramento de la Eucaristía, el primer jueves después de Pentecostés: “ Que cada año, pues, sea celebrada una fiesta especial y solemne de tan gran sacramento, además de la conmemoración cotidiana que de él hace la Iglesia, y establecemos un día fijo para ello, el primer jueves después de la octava de Pentecostés. También establecemos que en el mismo día se reúnan a este fin en las iglesias devotas muchedumbres de fieles, con generosidad de afecto, y todo el clero, y el pueblo, gozosos entonen cantos de alabanza, que los labios y los corazones se llenen de santa alegría
Gran celebración diocesana
Por tal motivo, la Diócesis de Santa Marta se dispone a celebrar esta gran fiesta litúrgica, en la que los fieles tributan su homenaje de amor a Jesús, que ha querido perpetuarse en medio de nosotros, tomando la forma de un pequeño trozo de pan y un poco de vino. Dios Hijo, en la persona de Jesús, ha querido hacerse alimento para que todo aquel: “Que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.” (Jn. 6, 56).
Y es precisamente la Parroquia La Eucaristía el epicentro de esta fiesta diocesana con motivo del jubileo que celebra durante todo el año 2023. Jubileo, que como iglesia estamos llamados a compartir y a vivir plenamente y a agradecer inmensamente a Dios por los beneficios que han recibido esta parroquia, en particular, y toda la Diócesis de Santa Marta. Por eso, esta solemne celebración eucarística será concelebrada por todo el clero de la diócesis y el pueblo de Dios de nuestra iglesia particular.
Monseñor José Mario Bacci Trespalacios extiende la invitación a toda la feligresía para que asista masivamente a esta celebración y vivir con fe este acto de amor, de gratitud, pero sobre todo de adoración y contemplación a la Eucaristía, presencia real y verdadera de Cristo