Desiderata para el Alcalde (sa)
Por: Edward Torres Ruidiaz/
Plantea el conocimiento de tu labor como la base de tu programa. Si no eres experto tómate tu tiempo para estudiarlo.
Que tu fortaleza no sea lo que los otros ignoran sino lo que tu conoces, sobre todo hoy cuando la información está al alcance de todos.
Colócale misticismo a los procedimientos, la contratación es hoy el mayor generador de procesos contra los alcaldes. Por ello, además de tus creencias, incorpora a tus principios morales las leyes 80, 358, 617 y 819; que ellas guíen cada uno de tus pasos como funcionario público. No hacerlo te dejará expuesto a los chantajes y a la ineficiencia.
Eleva el nivel de tu discurso y desde esa altura afronta los debates, con eso eliminas los sesgos personales y los odios gratuitos.
Elimina los comités de aplausos de tu entorno, sobre todo a aquellos idiotas dispuestos a celebrar tus malos chistes y tus agravios justos e injustos y tus peores embarradas.
Mantén la unidad familiar pues son ellos los únicos que al final permanecerán contigo en la soledad de los procesos de responsabilidad fiscal y, así mismo, son quienes tienen derecho a compartir tus momentos de felicidad.
Se cauto, mantén los pies en la tierra y no te creas un mesías dispuesto a solucionar todo; pues, solo un hombre de ello fue capaz y tú no eres más que un administrador temporal de unos bienes que no te pertenecen.
Expulsa de ti el afán de la riqueza rápida pues esta no perdura ni brinda el disfrute que si te dará el fruto de la disciplina de tu trabajo y tus creaciones.
Proyéctate y amarra a ese sueño la felicidad de tu pueblo y de sus niños.
(Texto del 2011 y aún vigente).