Santa Marta

El pueblo Arhuaco vuelve al mar, la SAE entregó el predio ‘Los Acantilados’

La Sociedad de Activos Especiales- SAE entregó el predio ‘Los Acantilados’ (322 hectáreas en Guachaca, Santa Marta) al Resguardo Koguimalayo-Arhuaco, en articulación con la Agencia Nacional de Tierras, un paso profundo hacia la justicia territorial.

Este predio fue incautado al crimen organizado. Hoy regresa a manos de quienes lo cuidan y lo honran espiritualmente. Un espacio sagrado vuelve a ser territorio de vida, memoria y armonía para el pueblo Arhuaco.

Desde 2021, la SAE acompañó al Cabildo Arhuaco con asistencia técnica y jurídica. Tras superar trámites complejos, y hoy celebra  una entrega definitiva que honra la ley, la historia y los derechos étnicos.

El Gobierno del presidente Gustavo Petro, a través de la Agencia Nacional de Tierras ─ANT─ y en articulación con la Sociedad de Activos Especiales (SAE), entregó el predio Los Acantilados, de 227 hectáreas, a autoridades del pueblo Arhuaco de la Sierra Nevada de Santa Marta. Lo hecho se traduce en la ampliación de su resguardo conocido como Katanzama, y está enmarcado en los actos conmemorativos de los 500 años de fundada la ciudad de Santa Marta.

El acto tuvo lugar en el mismo predio, ubicado en el corregimiento Guachaca, jurisdicción de la capital del departamento del Magdalena, y contó con la participación de unas 200 personas, entre líderes indígenas, servidoras y servidores públicos y miembros de la comunidad.

“Este momento es histórico para el pueblo Arhuaco porque estamos recuperando nuestra relación con el mar, que es esencial para nuestras ceremonias, para el equilibrio espiritual y para la protección de la Madre Tierra. Nuestros mayores iniciaron este proceso hace más de 15 años, pero lamentablemente gobiernos anteriores solo hicieron promesas. Hoy, el presidente Petro nos cumple”, aseguró el cabildo gobernador arhuaco, Luis Enrique Salcedo Zalabata.

Con esta entrega, el pueblo Arhuaco recupera el acceso al mar Caribe, hecho que representa un hito histórico en la restitución de sus territorios sagrados y en el fortalecimiento de su cultura. Además, se consolida el cumplimiento de la directriz presidencial de ampliar y proteger la Línea Negra, delimitación espiritual y territorial de los pueblos indígenas de la Sierra.

Territorio como puente espiritual

La transferencia del predio Los Acantilados se suma a los avances más recientes de la ANT con el pueblo Arhuaco, que ha recibido 1.257 hectáreas en menos de tres meses. Antes de este proceso, pasaron más de 12 años sin que le fuera adjudicada una sola hectárea. El acceso al mar le permite a Katanzama, el resguardo epicentro de la vida política, social y educativa arhuaca, reconectarse con uno de sus lugares sagrados.

“La entrega de este predio, hecha en un acto apartado por completo de la opulencia, como es nuestro proceder, es una victoria espiritual y cultural. Volver al mar es volver a un centro perdido. Como Agencia Nacional de Tierras, estamos cumpliendo la palabra del presidente Gustavo Petro Urrego y garantizando que el territorio deje de ser un sueño y vuelva a ser realidad para los pueblos indígenas”, remarcó el director general de la ANT, Juan Felipe Harman.

Por su parte, Amelia Pérez Parra, presidenta de la Sociedad de Activos Especiales (SAE), destacó el valor simbólico del predio entregado: “Este predio tiene una connotación especial porque fue incautado a Diego León Montoya, alias ‘Don Diego’, señalado por las autoridades de ser uno de los cabecillas del narcotráfico. Fue puesto a disposición de la SAE y hoy se entrega al pueblo Arhuaco, lo que representa un acto de justicia histórica y reparación simbólica, al transformar un bien ligado al crimen en un espacio de vida, espiritualidad y reconstrucción cultural”.

Según la cosmovisión indígena, el territorio no se reduce a un espacio geográfico, es un ser vivo interconectado. Por ello, el mar no es un punto final, sino una extensión natural de la Sierra Nevada de Santa Marta: un lugar de origen, destino y armonización con el universo.

Reconexión con el corazón del mundo

Durante siglos, los pueblos de la Sierra Nevada, considerada el corazón del mundo, fueron víctimas de despojo, especialmente en la franja costera. La colonización y la expansión descontrolada de proyectos turísticos y ganaderos forzaron a los arhuacos a replegarse en las partes altas de la Sierra, lo que los desconectó de su vínculo espiritual con el mar. Con la recuperación de Los Acantilados, esa fractura comienza a sanar.

“Con este predio vamos a reconectar la tierra con el mar; nos vamos a fortalecer cultural y políticamente para ejercer gobierno propio y control territorial”, señaló Salcedo Zalabata durante el evento. “Ya hemos sembrado más de 15.000 árboles en la zona, y vamos a destinar tierras a cultivos de pancoger que garantizarán la soberanía alimentaria de nuestras familias. Este predio, por ser un lugar sagrado, será conservado para beneficio de todo el pueblo Arhuaco, como un espacio para el parlamento, los rituales y el encuentro espiritual. Nuestro propósito es proteger y cuidar la tierra”, concluyó. 

Esta entrega también marca un paso significativo en la garantía de los derechos territoriales de los pueblos originarios y la implementación de la Reforma Agraria, real y efectiva, la cual reconoce sus formas de habitar y gobernar la tierra.

Un compromiso con la Línea Negra

El predio entregado está en todo lo que enmarca la Línea Negra, sistema de puntos sagrados que delimita el territorio ancestral de los pueblos Kogui, Wiwa, Kankuamo y Arhuaco. La ANT ha venido consolidando su presencia institucional en ese territorio mediante la compra y entrega de predios estratégicos, para garantizar el equilibrio territorial y ambiental en la Sierra Nevada.

El proceso es parte de una política nacional que no solo busca reparar el despojo histórico, sino proteger los ecosistemas vitales que resguardan los pueblos indígenas. En la Sierra Nevada de Santa Marta convergen la selva, el glaciar, la tierra y, con esta entrega, nuevamente el mar.

Nuevo horizonte: Reforma Agraria étnica

El acto de entrega de Los Acantilados no solamente representa justicia territorial, también una expresión concreta de la Reforma Agraria étnica que impulsa el Gobierno del Cambio. Significa garantizar el derecho a vivir en sus tierras, bajo sus prácticas, en armonía con la naturaleza y en defensa de sus sitios sagrados.

La Agencia Nacional de Tierras, una vez más, deja claro cuán comprometida está con el reconocimiento, restitución y garantía de los territorios ancestrales de los pueblos indígenas en todo el país.

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