Santa Marta

En Santa Marta colapsa tramo de vía y se traga un camión

Es el sexto hundimiento similar que se registra en el sector de Villas de Alejandría, un barrio construido en la ribera del río Manzanares

En una gran preocupación viven las familias ubicadas en el sector de Villa Alejandrina, en Santa Marta, toda vez que desde su existencia, ya van seis veces que la tierra de desploma tragándose los vehículos, el penúltimo fue frente a una residencia, otro hueco se abrió sin previo aviso y este domingo fue igual sucedió con un camión parqueado frente a una vivienda.
Este nuevo suceso se registró a pocos metros de donde aconteció el último, sobre la carrera 19 del citado barrio, un gran boquete del pavimento se abrió tragándose un vehículo que estaba parqueado en el lugar.
Esta vez, no hubo heridos, por lo que la comunidad agradece a Dios, que así fue, sin embargo la preocupación es latente, el miedo no se aleja de sus vida, siempre preocupados por una nueva erosión, no hay solución efectiva, solo van tapando huecos, hasta esperar el próximo.
Ante esta situación, se convocó a un Puesto de Mando Unificado (PMU) con el fin de articular acciones junto con las autoridades distritales competentes, para definir las decisiones y medidas necesarias frente a esta contingencia.
 Por su parte la  Empresa de Servicios Públicos del Distrito, ESSMAR E.S.P., acudió al lugar en atención de la emergencia presentada, donde un tramo de la vía colapsó afectando la estructura del colector de alcantarillado de este sector.
Actualmente, las cuadrillas de la Empresa adelantan labores de verificación de las redes de acueducto y alcantarillado en el sector, con el propósito de establecer el estado de la infraestructura. Asimismo, se están definiendo maniobras operativas para contener el flujo de agua residual a causa de la afectación en la infraestructura y garantizar la prestación de los servicios públicos a la comunidad.
Es importante resaltar que no es la primera vez que se presenta una afectación en este sector a causa de socavaciones. Por tal motivo, se definirán las acciones a ejecutar para normalizar la situación y mitigar el riesgo en la zona.
Crónica sobre la situación de Villa Alejandría, contada por Álvaro Cotes
Villa Alejandría, el barrio de Santa Marta que pareciera estar sobre cáscara de huevo**
El barrio Villa Alejandría de Santa Marta se ha convertido en un enigma geológico, un lugar donde el suelo parece tan frágil como una cáscara de huevo. La carrera 19, una de sus principales arterias, es el epicentro de una serie de hundimientos que han marcado la vida de sus habitantes, convirtiendo la rutina diaria en un juego de azar donde el pavimento puede ceder en cualquier momento. Los cráteres, que aparecen con una persistencia casi sobrenatural, han tejido una historia de peligro, suerte y frustración que los vecinos ya recitan de memoria.
El primer capítulo de esta saga se escribió en 2014. Un camión de basura, pesado y confiado, recorría la carrera 19 cuando el pavimento se desplomó bajo sus ruedas. El vehículo quedó atrapado en un hueco inesperado, y el conductor junto con su ayudante resultaron heridos. El incidente, aunque alarmante, fue visto como una anomalía, un evento aislado que las autoridades prometieron solucionar. Los habitantes de Villa Alejandría, optimistas, confiaron en que la normalidad regresaría pronto. Pero el suelo tenía otros planes.
En 2019, la carrera 19 volvió a ser escenario de un colapso aún más dramático. La placa de pavimento se abrió como si la tierra misma hubiera decidido respirar, formando un cráter de cinco metros de profundidad y diez de longitud. Por un milagro, ningún vehículo pasaba en ese momento, evitando una tragedia que pudo haber sido devastadora. Los vecinos, entre el asombro y el temor, contemplaban el abismo que había interrumpido su calle, mientras las autoridades llegaban con promesas de reparaciones que, con el tiempo, se desvanecerían como el polvo del cráter.
Un año después, en 2020, la maldición de Villa Alejandría se extendió a una de las calles cortas del barrio. Frente a una residencia, otro hueco se abrió sin previo aviso, como si el suelo estuviera burlándose de los habitantes. Un vehículo liviano, recién estacionado por su dueño, quedó al borde del colapso, a punto de ser tragado por el cráter. El propietario, que minutos antes había dejado su carro allí, sintió el peso de la casualidad al ver su vehículo tambaleándose al filo del desastre. La escena, casi cinematográfica, reforzó la percepción de que en Villa Alejandría, nadie está a salvo del capricho del suelo.
Hoy, en 2025, la historia se repite con una precisión inquietante. A solo cien metros del cráter de 2019, la carrera 19 vuelve a ceder, abriendo un nuevo boquete que parece burlarse de los esfuerzos por estabilizar la zona. Los vecinos, ya agotados de promesas vacías y soluciones temporales, observan el nuevo hueco con una mezcla de resignación y rabia. Por fortuna, esta vez tampoco hubo víctimas, pero la confianza en la seguridad del barrio se erosiona con cada nuevo incidente. Las cintas de precaución y los conos de advertencia se han convertido en parte del paisaje, tan comunes como los árboles o las aceras.
Villa Alejandría, con su suelo frágil como cáscara de huevo, es más que un barrio: es un recuerdo de la precariedad de la infraestructura y de la memoria corta de quienes deberían garantizar su estabilidad. Los habitantes caminan con cautela, conducen con desconfianza y se preguntan cuánto tiempo más tendrán que convivir con esta amenaza subterránea. La carrera 19, con sus cráteres recurrentes, no es solo una vía; es un símbolo de la fragilidad de un sistema que, al igual que el pavimento, parece estar a punto de colapsar. Y mientras tanto, los vecinos de Villa Alejandría esperan, con el aliento contenido, que el próximo hundimiento no traiga consigo una tragedia mayor.

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