La vacunación incompleta es una de las causas del aumento de tos ferina en el país y pone en riesgo la vida de menores de un año

La caída en las coberturas de vacunación infantil en Colombia está dejando sin protección a los más vulnerables: las niñas y niños menores de un año. Esta disminución, acentuada por las secuelas de la pandemia, ha debilitado las barreras comunitarias frente a enfermedades prevenibles como la tos ferina, según lo advierten expertos en salud pública y pediatría de la Universidad del Rosario.
“La tos ferina es prevenible mediante vacunación. Que hoy estemos viendo cifras altas de casos de esta enfermedad, y se hayan presentado especialmente en comunidades vulnerables, es un problema crítico para la salud pública”, advierte María Catalina Sánchez, codirectora de la Maestría en Salud Pública de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario.
Según el Boletín de Prensa No. 083-2025 del Ministerio de Salud y Protección Social, con corte a la semana epidemiológica 24 (14 de junio), en lo corrido de 2025 se han notificado 3.111 casos probables de tos ferina en el país, de los cuales 427 han sido confirmados. Bogotá (166), Antioquia (99), Cundinamarca (25) y Huila (22) concentran la mayor cantidad de casos. Hasta la fecha, se han registrado siete muertes asociadas a esta enfermedad, tres de ellas en comunidades indígenas. Los niños menores de un año son la población más vulnerable ante esta infección respiratoria altamente contagiosa.
El esquema de vacunación contra la tos ferina inicia a los dos meses de edad con la vacuna pentavalente, seguida de dosis a los 4 y 6 meses, un refuerzo a los 18 meses y otro a los 5 años. En Bogotá, la Secretaría Distrital de Salud ha realizado una modificación en este esquema para favorecer la protección más temprana con base en los intervalos mínimos de vacunación de la siguiente manera: iniciando al mes y medio con la primera dosis, luego con dosis a los 3 meses y a los cuatro meses y medio.
Este esquema, incluido en el Plan Ampliado de Inmunización (PAI), es fundamental para prevenir hospitalizaciones y muertes por enfermedades respiratorias en la infancia, indicó José Miguel Suescún Vargas, jefe del Departamento de Pediatría y profesor de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario.
Datos del Observatorio de Salud Pública y Epidemiología indican que en varios municipios del país se reportan coberturas de vacuna pentavalente en menores de un año por debajo del 50 %, especialmente en zonas como el Amazonas, Antioquia y algunas comunidades indígenas con barreras de acceso a los servicios de salud. Esta disminución en la protección colectiva favorece el retorno de enfermedades que habían sido controladas gracias a la vacunación, como es el caso de la tos ferina. A este fenómeno se le conoce como reemergencia: cuando una enfermedad prevenible vuelve a circular con fuerza tras haber estado contenida por varios años.
“Esto deja sin protección a los más pequeños y permite que enfermedades como la tos ferina reaparezcan con fuerza, como ya lo estamos viendo en varios departamentos del país”, señaló la directora de la Maestría en Salud Pública de la Universidad del Rosario. Para la experta, este fenómeno no solo refleja una brecha en el acceso a servicios de salud, sino una necesidad urgente de profesionales que comprendan los factores sociales, culturales y logísticos detrás de la baja adherencia vacunal.
La importancia de vacunar a tiempo
Suescún subraya que la tos ferina puede pasar desapercibida en sus primeras fases, ya que sus síntomas iniciales se asemejan a los de una gripa común: secreción nasal, estornudos, fiebre leve y malestar general. Esta fase —conocida como fase catarral— es precisamente la más contagiosa, pero también la más difícil de diferenciar clínicamente. “Es en esta etapa cuando el niño o la niña está transmitiendo la enfermedad sin que necesariamente se sospeche de tos ferina, lo que favorece la diseminación silenciosa del brote en hogares, jardines y espacios comunitarios”, explicó el pediatra.
Una vez la enfermedad progresa, aparecen los ataques de tos intensa y vómito, seguidos de silbidos al inhalar o pausas respiratorias, especialmente en los más pequeños. Por eso, Suescún insiste en la importancia de vacunar a tiempo, reforzar el seguimiento pediátrico y tomar medidas de aislamiento desde los primeros síntomas respiratorios.
“No se trata solo de cuidar al niño enfermo, sino de proteger a toda la comunidad. En salud pública, cada caso no atendido a tiempo puede convertirse en un foco de transmisión para muchos otros, y eso cobra mayor relevancia cuando hablamos de una enfermedad inmunoprevenible como esta”, comentó el director de Pediatría de la Universidad del Rosario. Además del refuerzo de los esquemas en niñas y niños, los dos expertos resaltan la importancia de vacunar a las gestantes desde la semana 26, para garantizar inmunidad pasiva en los recién nacidos.
El aumento de casos de tos ferina se concentra en regiones como Bogotá, Antioquia y Cundinamarca, con algunos brotes específicos en comunidades indígenas de municipios como Betulia y Urrao, lo que evidencia la necesidad de estrategias diferenciadas por territorio y grupo poblacional, indicaron los académicos.
Frente a este tipo de brotes, la codirectora de la Maestría en Salud Pública de la Universidad del Rosario advierte que no basta con respuestas clínicas aisladas: se requieren enfoques integrales que articulen la vigilancia epidemiológica, la gestión institucional y el trabajo con las comunidades. “La caída en las coberturas vacunales no es solo un problema técnico, sino un reflejo de brechas sociales profundas que deben abordarse desde la salud pública con investigación y acción territorial”.
Ante la pregunta sobre la capacidad del país para responder a brotes como el actual, María Catalina Sánchez advierte que existe una brecha significativa en la formación de profesionales en salud pública, especialmente aquellos con competencias para anticipar riesgos, interpretar datos en clave social y actuar con sensibilidad territorial.
“Situaciones como esta hacen evidente la necesidad de fortalecer el talento humano en salud pública. Se requieren profesionales que no solo analicen cifras, sino que entiendan los procesos estructurales detrás de fenómenos como la baja vacunación y lideren respuestas sostenibles e interculturales desde los contextos locales”, señaló.
El momento actual de la tos ferina en Colombia no solo plantea un reto epidemiológico, sino una oportunidad para repensar el acceso a la salud, la equidad territorial y la confianza en las políticas de vacunación. Fortalecer la salud pública desde la formación, la investigación y el trabajo comunitario es clave para prevenir nuevas crisis y garantizar que ningún niño quede desprotegido frente a enfermedad, la directora de la Maestría en Salud Pública de la Universidad del Rosario.