Nueva Venecia protesta: comunidad atrapada exige soluciones inmediatas a la crisis ambiental y humanitaria

Nueva Venecia, uno de los tres pueblos palafitos de la Ciénaga Grande de Santa Marta, vive una emergencia sin precedentes. Sus cerca de 4.000 habitantes, en su mayoría
pescadores artesanales, han decidido tomarse la vía para visibilizar el abandono estatal y
exigir respuestas urgentes.
La causa inmediata es la proliferación de plantas invasoras —Hydrilla verticillata y Eichhornia crassipes (taruya)— que han bloqueado los caños de acceso, dejando a la comunidad literalmente atrapada. Hoy, no pueden salir a abastecerse de agua, alimentos ni trasladar enfermos. Los motores de las canoas se enredan en la maleza y el
transporte fluvial, único medio de movilidad, ha quedado clausurado.
Las consecuencias son devastadoras:
Agua contaminada y escasa: sin acceso al caño Aguas Negras, la comunidad se ve
forzada a consumir el agua estancada y putrefacta que rodea las viviendas. El líquido tiene olor fétido y color oscuro, lo que ha generado enfermedades gastrointestinales y cutáneas, especialmente en niños.
Colapso de la pesca: las redes salen llenas de maleza y sin peces. Las especies grandes
desaparecieron por falta de oxígeno. Antes un pescador podía llevar a su casa $50.000 o
$70.000 diarios; hoy apenas $10.000 o $20.000. El hambre se ha instalado en los hogares.
Crisis sanitaria: el estancamiento del agua ha multiplicado los mosquitos y ya hay casos
de dengue y paludismo. El puesto de salud carece incluso de vendas o medicamentos
básicos, lo que equivale a una negación material del derecho a la salud.
Aislamiento total: el pueblo no puede recibir víveres ni evacuar enfermos. La comunidad
vive atrapada, en condiciones indignas y de riesgo permanente.
Frente a esta situación, Andrés Felipe Gil Lozano, con el apoyo de los pobladores y su
equipo de trabajo, radicó una acción de tutela en calidad de agente oficioso de los niños,
niñas, adolescentes y jóvenes de Nueva Venecia, para exigir la protección de los derechos fundamentales al agua potable, la salud, la vida digna, el mínimo vital, la alimentación y la movilidad. Un juez ya admitió la acción y ordenó medidas cautelares para garantizar el suministro de agua potable y la adopción de acciones urgentes.
Sin embargo, a pesar de la decisión judicial, las entidades accionadas siguen sin hacer
presencia efectiva en el territorio ni resolver la problemática. Mientras tanto, la maleza
avanza y las condiciones de vida de la comunidad se deterioran cada día más. Por ello, Ante la inacción de las entidades, los pueblos palafitos de la Cienaga grande de Santa Marta, decidieron tomarse las vías de hecho y tomarse la vía nacional que conduce entre Barranquilla y Cienaga.
El pliego de peticiones del paro incluye, entre otras exigencias: suministro inmediato de
agua potable, instalación de tanques y plantas móviles, brigadas médicas, un corredor
humanitario navegable y la declaratoria de calamidad pública. Además, solicitan la conformación de un comité de seguimiento con participación comunitaria para garantizar
el cumplimiento de lo acordado.
La comunidad insiste en que esta protesta no busca confrontación, sino garantizar la vida
y dignidad de sus niños, niñas y adolescentes. “Estamos rodeados de agua, pero muriendo
de sed y hambre. No pedimos lujos, pedimos sobrevivir”, señalan sus líderes.