Por Gustavo Rafael Polo Rodriguez
(26 de noviembre de 1939 – 23 de junio de 2025)
El 16 de febrero de 2024 murió el maestro Marcial Alegría, a la edad de 87 años, en el corregimiento San Sebastián, Lorica, departamento de Córdoba. Hoy, a la edad de 86 años muere en Ciénaga, Magdalena, otro importante artista plástico, Pedro Mendoza Oliveros quien, junto con Marcial Alegría constituían los últimos pilares del Primitivismo en el Caribe colombiano, corriente pictórica que se caracteriza por la búsqueda de lo simple, volver a lo primigenio de las cosas, a la sencillez del arte, centra su búsqueda en lo pintoresco, lo sublime, suele vincularse con el movimiento «naif».
Sigrid Castañeda, en el catálogo “Aparente Ingenuidad. Pintores primitivistas en la colección de Arte del Banco de la República”, (2016), señala: “El término primitivo en el arte volvió a aparecer en Paris a principios del siglo XX para hacer referencia a un grupo de artistas que no contaban con estudios en la Academia de Bellas Artes y que plasmaban sus obras con gran autenticidad, poca técnica y mucha sensibilidad, temas cotidianos. A este grupo también se le denominó con el término francés naif (ingenuo), y esta designación se validó con el tiempo al ser usada por los especialistas del arte, quienes terminaron por acuñarlo”. De acuerdo con esta descripción se puede hacer una clara lectura de la obra pictórica de Pedro Mendoza.
Pedro Mendoza, nuestro artista primitivista, era hijo del reconocido poeta popular Pedro Mendoza Guardiola de quien heredó su vena artística. Pedro apenas cursó sus estudios de primaria y alcanzó a realizar algunos grados del bachillerato. En las artes es un autodidacta, tal fue su preparación que su obra llegó a destacarse por tres elementos claves, el color, el tema y la fuerza de su pincelada. En Pedro se despertó la vocación por la pintura desde sus 10 años de edad, lo que le merecieron cultivar un amplio recorrido en el arte.
La obra de Pedro viene haciendo presencia en los más importantes escenarios de la plástica desde 1976, desde ese momento su obra, que podemos considerarla como crónicas sobre lienzo, no ha parado se ser admirada, valorada y mostrada al mundo. En el ámbito nacional la obra de Pedro fue expuesta en Santa Marta, Barranquilla, Bogotá, Cartagena, Valledupar y por supuesto, en su natal Ciénaga. En Barranquilla la obra de Mendoza se expuso en el Banco de la República, la Alianza Colombo Francesa, el Colombo Americano, el Museo de Antropología de la Universidad del Atlántico, Galería la Escuela de Bellas Artes, la Universidad Autónoma del Caribe, sede de Exalumnos de la Universidad del Norte, Galería Bárbaro y, en Combarranquilla. Por otra parte, en Santa Marta sus obras se colgaron en el desaparecido Instituto Departamental de Cultura, el Hotel Irotama, el Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo, la Universidad del Magdalena, la Alianza Colombo Francesa, la Comisaria del Rodadero y en el Museo de la Universidad del Magdalena. En Bogotá su obra se expuso en el Museo de Indias y en la A lianza Colombo Francesa. En Valledupar se le organizó una exposición en la Casa de la Cultura de la ciudad y en Cartagena en las Galerías La Cava y Chica Morales.
En cuanto a Ciénaga, su obra se expuso en el antiguo Infip, hoy Infotep, la Casa de la Cultura Álvaro Cepeda Samudio, Casa Morelli, Honorable Logia Masónica, el INFOTEP. Es de resaltar que fueron muchas las exposiciones individuales que se le montaron a Pedro Mendoza, así mismo, participó en otro importante número de exposiciones colectivas. Su obra también ha sido utilizada como portada de importantes libros y como fondo de tarjetas; en 1990 una de sus obras apareció en una tarjeta de la UNESCO y la GTZ alemana utilizó en 1993 otra obra de Pedro Mendoza para su tarjeta de navidad. Así mismo la belleza, el estilo y calidad de su trabajo le concedieron el honor de ser seleccionado por la Lotería del Atlántico como uno de los participantes del calendario 1994, donde se le rindía homenaje a la pintura costeña.
Su obra no encontró fronteras, en 1992 y 2004 tuvo la oportunidad de participar en exposiciones en Paris, Francia, en las Galerías Gambetta y Renoir, producción acogida por la crítica.
En 1980, en el periódico DIARIO DEL CARIBE, de 25 de noviembre, Alfonso Jimeno Valiente en su columna “Cosas de mi tierra”, exaltó la obra de Mendoza en los siguientes términos: “… revela firmeza en el valor de su arte”. Por otra parte, Antonio Cruz Cárdenas, sobre la obra de Mendoza señala: “En sus pinturas de amplias perspectivas y grandes multitudes, Mendoza Oliveros relata los hechos históricos, episodios, leyendas, mitos y costumbres. Es como si Francisco el Hombre se hubiera vuelto pintor o como “ver” un vallenato enmarcado”, en otras palabras, la obra de Pedro retrata lo popular, se convierte en una crónica colorida de nuestra cotidianidad.
“UN PRIMITIVISTA EN LA GALERÍA ANTONIN FAYOLLE”. “Pedro Mendoza Oliveros es un valor artístico de Ciénaga que no ha cambiado su tierra por ninguna ciudad colombiana, en las que su pintura primitivista ha llamado mucho la atención”, así titulaba el periódico El Tiempo de 16/07/1997, la exposición de Pedro Mendoza en la Galería Antonin Fayolle, de la Alianza Colombo Francesa de Barranquilla.
Respecto a una de sus participaciones en París, la periodista Lida Peñalver, en Hoy Diario del Magdalena, de 12 de marzo de 2004, consigna la noticia, de la exposición de los artistas del Magdalena en Paris, de la siguiente manera: “Es así como artistas pictóricos de reconocida trayectoria como Lucy Peñaranda, Josefa Zúñiga, Lourdes Durán y Pedro Mendoza exponen sus obras en la Galería Renoir de Paris, Francia”, ya Pedro en 1992 había expuesto en esta ciudad francesa. Fueron muchas las notas de prensa y crítica especializada que dedicaron sus líneas a la obra de Pedro Mendoza, coincidiendo todas con el valor estético de esta, inscribiéndola algunos dentro de la narrativa del realismo mágico.
En la obra de Mendoza encontramos el vibrante Caribe, en cuanto a color y fuerza, sus temas recurrentes, la Ciénaga, sus Bogas, sus manadas de Garzas y Palafitos; la Playa, con bañistas, pescadores y turistas; las Fiestas del Caimán cienaguero; el Tren; el Templete; las Ruedas de Cumbia; los Carnavales; la Sierra Nevada y su población indígena; la Iglesia San Juan Bautista, fiestas y procesiones; la Zona Bananera; los disfraces de Tigre, León y Burro; y otras tantas estampas de cotidianidad del cienaguero y del pueblo caribeño. Él mismo decía, sobre sus temas, pinto el folclor, la historia, los mitos y las leyendas de mi tierra, me imagino, refiriéndose al Caribe colombiano.
La pintura de Pedro Mendoza se convirtió en una eficaz forma de mostrarle al mundo su inmenso amor por esta tierra, la tierra del caimán cienaguero y del banano, el mismo que ocasionó la Masacre de 1928, retratada por Mendoza en innumerables obras. Asimismo, su acercamiento a las mitologías de la zona bananera y el mar, a las calles y casas de Ciénaga se convierten en su más fiel testimonio.
Sus obras, cargadas de figuras ingenuas que adquieren vida en esa estrecha relación que logra establecer con la belleza del color y el medio o motivo en que suele ubicarlas, todo se convierte en expresión maravillosa del paisaje, de lugares y de costumbres de su nativa Ciénaga.
Pedro Mendoza, consolidó un nombre, junto con Luís Magín, Haime Correa, Sigifredo Quinto, Modesto Correa, como uno de los máximos exponentes de la plástica local y por qué no, de la nacional, su nombre y legado permanecerán por los siglos de los siglos en el imaginario colectivo de los cienagueros, magdalenenses y resto de planetarios que consumieron y apreciaron su obra. A Pedro podemos definirle como un sabio alquimista del color, un robusto pilar de la imaginación y el más sólido chamán de la composición. Pedro era mangle, ciénaga, mar, banano, brisa, caimán, carnavales, playas, sierra y folclor. Su esencia era el color y su religión la pintura. Hasta pronto Pedro.
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