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Sector educativo Colombiano en los últimos seis meses con un promedio de 8.959 ciberataques

Las aulas y los campus se han vuelto completamente digitales - y continúan innovando - mientras que los cibercriminales están explotando cada brecha en esa transformación

Check Point Research, la división de Inteligencia de Amenazas Check Point® Software Technologies Ltd. (NASDAQ: CHKP), pionero y líder global en soluciones de ciberseguridad, apunta a que el sector educativo y de investigación se ha convertido en un importante objetivo de los ciberdelincuentes en Colombia. Según datos de la compañía, ya que se ha registrado una media de 8.959 ataques por organización a la semana en los últimos seis meses. Este dato coloca a este sector como el más atacado, en un contexto donde los ciberataques aumentan notoriamente en el país.

Frente a Colombia, en el campo global los ataques al sector de la educación alcanzaron 4.367 ataques por semana en los últimos 6 meses.

¿Por qué la educación está en la mira?

Varios factores hacen que las instituciones educativas sean especialmente vulnerables:

1.Superficie de ataque masiva: Los centros educativos dependen de redes extensas que conectan a estudiantes, profesorado, administración y proveedores externos. Con miles de dispositivos y terminales, muchos de ellos sin gestionar, este ecosistema ofrece un terreno fértil para los ciberdelincuentes.

2. Datos confidenciales y de alto valor: Estos centros almacenan una combinación de información de identificación personal (PII), como expedientes académicos, direcciones y datos de ayuda financiera, así como información sanitaria protegida (PHI), como registros de vacunación, información sobre medicamentos y otros tipos de datos clínicos. Esto, combinado con activos de investigación patentados y datos de nómina del personal, convierte a las escuelas y universidades en objetivos atractivos para el robo de datos, la extorsión y las operaciones de ransomware.

3. Sistemas obsoletos y seguridad con financiación insuficiente

4. La innovación supera a la protección: En un esfuerzo por mantenerse competitivos, atraer matrículas y asegurar financiación, las escuelas y universidades han adoptado rápidamente plataformas de aprendizaje electrónico, acceso remoto y herramientas en la nube. Sin embargo, a medida que las instituciones innovan para mantenerse relevantes, sus estrategias de seguridad suelen quedar rezagadas.

Un patrón con propósito

A lo largo de 2024 y principios de 2025, la frecuencia de ataques contra instituciones educativas ha aumentado a un ritmo alarmante. Los promedios mensuales revelan un fuerte repunte, especialmente en la segunda mitad de 2024. Esta tendencia se correlaciona con el calendario académico, con importantes picos observados a medida que las escuelas y universidades abren sus puertas cada semestre y ligeros descensos durante las vacaciones de verano e invierno, lo que sugiere que los atacantes podrían estar planificando sus campañas para lograr la máxima disrupción. Los patrones son claros, al igual que los métodos. Comprender cómo los atacantes se infiltran en las instituciones educativas es el siguiente paso para detenerlos.

Métodos de ataque comunes

El sector educativo se enfrenta a una serie de ciberamenazas persistentes, en las que los atacantes explotan tanto las brechas técnicas como las vulnerabilidades humanas. Las más comunes incluyen:

• Phishing e ingeniería social: Estudiantes, profesores y personal son blancos frecuentes del robo de credenciales a través de correos electrónicos engañosos, portales falsos y, cada vez más, señuelos generados por IA. Estos ataques suelen servir como puntos de entrada para una vulneración más amplia de la red.

• Phishing de códigos QR (quishing): Esta tendencia emergente se utiliza para la asistencia, el registro de eventos, las encuestas en las aulas, los eventos del campus y los flujos de trabajo administrativos, lo que los convierte en un vector ideal para el phishing. Los atacantes insertan enlaces maliciosos en códigos QR que, al escanearse, llevan a los usuarios a páginas de inicio de sesión falsas o descargas de malware.

• Ransomware: Los ciberdelincuentes cifran sistemas clave, desde plataformas de aprendizaje hasta bases de datos de nóminas, y exigen un pago para restablecer el acceso. El resultado: interrupción de las operaciones, pérdida de tiempo de instrucción y costosas tareas de recuperación.

• Acceso no autorizado: Con miles de endpoints y distintos niveles de ciberseguridad, los atacantes explotan todo tipo de recursos, desde contraseñas débiles o reutilizadas hasta software sin parches y herramientas en la nube mal configuradas, para acceder a los sistemas de forma lateral.

Consecuencias de los Ciberataques en la Educación

El impacto de un ciberataque exitoso en una institución educativa va mucho más allá de una interrupción técnica. Estos incidentes pueden desbaratar las operaciones, agotar recursos y dañar la confianza de la que dependen las escuelas y universidades para funcionar.

• Interrupción del aprendizaje: El ransomware y las interrupciones del sistema pueden interrumpir la enseñanza en el aula, cancelar exámenes y bloquear el acceso a plataformas críticas, entre otras opciones.

• Daño a la reputación y pérdida de confianza: Cuando se exponen datos de estudiantes, profesores o investigadores, el daño a la confianza pública puede ser duradero.

• Consecuencias financieras: El costo de un ciberataque a menudo va mucho más allá del rescate en sí. Las instituciones enfrentan gastos relacionados con la respuesta a incidentes, asesoría legal, restauración de datos, relaciones públicas e inversiones a largo plazo en tecnología y ciberseguridad.

¿Cómo los colegios y universidades pueden fortalecer sus ciberdefensas?

Con la estrategia y las herramientas adecuadas, pueden reducir el riesgo, aumentar la resiliencia y proteger mejor a sus comunidades de las ciberamenazas:

1. Priorizar la prevención: Muchas instituciones aún dependen de sistemas heredados que simplemente alertan, a menudo después de que el daño ya está hecho. Un enfoque que prioriza la prevención, impulsado por IA e inteligencia de amenazas en tiempo real, detiene las amenazas antes de que se propaguen.

2. Segmentar las redes: Limitar el movimiento de los atacantes aislando las redes; por ejemplo, separando el acceso de los estudiantes de los sistemas administrativos.

3. Habilitar la autenticación robusta: Implementar la autenticación multifactor (MFA) en todos los sistemas para reducir el riesgo de vulneración de credenciales. Los inicios de sesión simples ya no son suficientes. Implementar la MFA en todos los sistemas.

. 4. Fomentar una cultura de ciber conciencia: Estudiantes, profesores y personal administrativo suelen ser la primera línea de defensa.

5. Aplicar parches: Los sistemas sin parches son una invitación abierta a los atacantes.

 6. Proteger la nube de forma intencionada: A medida que las aulas migran a plataformas SaaS y en la nube, las defensas perimetrales tradicionales ya no son aplicables. El uso de herramientas de seguridad en la nube dedicadas garantiza la visibilidad, el control de acceso y  protección.

7. Centralizar: La visibilidad y el control centralizados de las operaciones de seguridad reducen la complejidad, agilizando la supervisión y la toma de decisiones. Esto puede ser una ventaja crucial para los equipos con recursos limitados que se enfrentan a amenazas constantes.

8. Establecer un plan de respuesta a incidentes bien definido y probado, con roles definidos, estrategias de comunicación y pasos de recuperación, puede reducir considerablemente el tiempo de inactividad y los daños en caso de un ataque.

“El sector educativo desempeña un papel fundamental en la formación de la  la comunidad, en particular de las nuevas generaciones y para cumplir esa misión en un mundo digitalmente conectado, debe evolucionar para protegerse, afirma”, Cindi Carter, CISO para las Américas de Check Point Software.

Los ciberataques ya no requieren adversarios sofisticados. Con herramientas de IA fácilmente disponibles, kits de ransomware prediseñados y credenciales robadas a la venta, es más fácil que nunca lanzar un ataque disruptivo, y más difícil que nunca detenerlo. Esto convierte al sector educativo en un objetivo prioritario.

Las escuelas y universidades ya no pueden permitirse el lujo de tratar la ciberseguridad como una función secundaria.

La ciberseguridad ya no es opcional. Es fundamental para el futuro del aprendizaje.

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