Un logro intercultural en la Sierra Nevada: Unimagdalena entregó título a nueve licenciados en Etnoeducación
En una mañana soleada, la Universidad del Magdalena, con el liderazgo de su rector Pablo Vera Salazar Ph.D, llegó a Kankawarwa, un rincón sagrado en la Sierra Nevada de Santa Marta. Allí, en un emotivo acto de graduación, cinco indígenas arhuacos, tres koguis y una wayuú recibieron su título de Licenciatura en Etnoeducación, siendo la primera cohorte de este programa adscrito a la Facultad de Ciencias de la Educación.
La ceremonia fue un símbolo de integración y respeto por la diversidad cultural; el título, representó el esfuerzo y dedicación de los graduados por aprender y compartir el saber ancestral de sus pueblos, mezclando los conocimientos tradicionales con la academia.
Viviendo la ancestralidad
Rodeados de la imponente belleza natural de la Sierra Nevada de Santa Marta, con un ritual de aseguranza, los indígenas dieron la bienvenida a los directivos académicos. El simbolismo y la tradición continuaron en una muestra de baile de jóvenes arhuacos que antecedió a la ceremonia de grado.
El doctor Pablo Vera Salazar y su equipo, vestidos con la toga institucional, interactuaron con Luis Salcedo Zalabata, cabildo gobernador arhuaco del Magdalena y La Guajira; Gabriel Gil Dingula, autoridad Kogui y Manuel Segundo Iguarán González, autoridad Wayuu, quienes estaban ataviados con la indumentaria tradicional de sus comunidades.
Los graduados también portaron su vestimenta tradicional y encima, la estola marcada con su nombre y el del programa académico; una experiencia única que figuraba la fusión de dos mundos: el académico y el ancestral. Kankawarwa se convertía en el escenario de un hito.
Promesa cumplida
Este evento, es el cumplimiento de la promesa que hizo el rector Vera Salazar tres años atrás: entregar – en el territorio – la titulación de este programa académico pionero en la Alma Mater, cuyo objetivo es fortalecer la educación intercultural, respetando las raíces y tradiciones de las comunidades, llegando a los rincones del Caribe colombiano.
Con ese compromiso adquirido, esta Casa de Estudios Superiores llevó su propuesta hasta este remoto y hermoso paraje de la Sierra Nevada, ubicado a aproximadamente cuatro horas de Santa Marta, materializando el sueño de nueve familias de formar parte de una educación superior sin renunciar a su identidad cultural.
En el 2021, con el lanzamiento del Programa de Licenciatura en Etnoeducación, la apuesta fue convertir dicha comunidad en un centro de liderazgo y aprendizaje para que los estudiantes de educación aprendieran sobre interculturalidad e hicieran investigación en campo.
Hoy, esta promesa cumplida por el rector Pablo Vera Salazar es un recordatorio de que la educación debe ser inclusiva y respetuosa de todas las culturas, para que cada individuo pueda crecer plenamente en su identidad y en su comunidad.
Graduados y más comprometidos…
Rodeados por sus líderes espirituales y sus familias, los graduados, llenos de orgullo y pertenencia a su cultura, celebran este logro que queda en sus corazones, pero además con la convicción de que seguirán con el compromiso y lucha para que la educación no sea una barrera, sino un puente hacia un futuro lleno de posibilidades para su gente.
“Esto no será lo único, porque hemos entendido que el compromiso no queda aquí, sino continuar con las carreras de maestría y doctorado, pues en la medida que nosotros tengamos posibilidades estaremos dando este paso importante”, dijo el graduado Dagoberto Izquierdo Márquez, de la comunidad arhuaca.
Por su parte, la nueva licenciada Luz Yelis Murillo Ramírez de la comunidad Wayuu, agradeció a Dios y a los hermanos de la cultura arhuaca y kogui por integrarse. Para ella, fue una gran bendición poder hacer parte de ese grupo.
“Estoy dichosa y feliz de hoy tener en mis manos mi título de Licenciada en Etnoeducación. Es un programa que ha abarcado todos esos aspectos de la interculturalidad, un excelente trabajo de todo el equipo, desde los que nos aceptaron hasta el Rector, que hoy ha sido posible dar por hecho este sueño que se ha hecho realidad con la Universidad Magdalena”, comentó.
Pablo Nolavita Gil, de la etnia Kogui, manifestó: “Me siento muy orgulloso de mí mismo por haberme superado como persona. Gracias a esto yo tendré la oportunidad de seguir adelante dándole más accesibilidad de educación formando a los estudiantes de la comunidad”.
Ellos, junto a Darío Álvarez Villafaña, Busín Simón Izquierdo Torres, José de los Santos Nieves Dingula, Raúl Armando Niño Izquierdo, Manuel Sauna Sundingama y Omar Torres Conrado, llevarán por el mundo el sello UNIMAGDALENA, la institución que hoy ratifica su compromiso de transformar vidas a través de la educación.